jueves, 29 de noviembre de 2007

El Príncipe y sus manías

Ayer noche, se celebró en la capital del Imperio Chino, en la fortaleza de los guerreros de la lengua, un banquete con aromas catalanes. Jaime, nuestro cocinero y "papá", nos preparó una cena magnífica con la ayuda de algunos pinches (Tesi y yo, en la foto, y más gente que no aparece). Ensalada, escalibada, pollo empanado, pinchitos y el fabuloso queso de Mahón que me envió mi madre, formaron una combinación estupenda en los estómagos de los comensales, alrededor de unos ocho.

Tengo que decir que la madre del Príncipe fue la más querida de la noche, y mis compañeros le mandan saludos y besos. ¡Ya eres famosa!

¿Recordáis el cuento de la princesa y el guisante? ¿La que no podía dormir porque tenía un guisante bajo el colchón? Pues, no sé cómo, me he ganado una fama de maniático, que considero injusta. Y no, no tiene nada que ver con la limpieza, que supongo que ya habéis pensado en ello, sino con la comida. A cada plato que se prepara, se me pregunta si me gusta... Sólo he dicho que no me gustan las setas ni el queso, tampoco es para tanto! ¡Vale! Tampoco bebo alcohol, café ni fumo! Admito que el pescado, aunque bueno, no me hace demasiada gracia por las espinas. Pero aparte de esto, en mi dieta entran todo tipo de alimentos. Sé que lo hacen para hacerme rabiar...

Al menos puedo dormir con o sin guisantes...

lunes, 26 de noviembre de 2007

Una clase de guerreros


En la foto podéis ver a unos cuantos de mis compañeros de clase, aunque hay algunas ausencias, porque esta cena se celebró con poca antelación, y muchos no pudieron cambiar sus planes.

En el centro, sentadas, están mis profesoras de chino y de oral, que son las más simpáticas y divertidas de todo el departamento. Las pobres se quedaron ciegas después de tanto flash... es que con esos ojitos... Sentadas también, están Kasia (la conocéis del viaje a Tianjin) y Maria (una rusa con el pelo teñido de rubio y rosa, que suele llevar ropa de verano en pleno invierno). A mi derecha y detrás están Sofia (la sueca a la que también conocéis de Tianjin y Luis, el que se parece al Príncipe...). A mi izquierda está el delegado de clase, un coreano de cuyo nombre no me acuerdo, porque siempre le llamo "delegado", cogido a Natascha, otra compañera rusa. A su lado están las tres coreanas más traviesas que he conocido, que no paran de gastar bromas a sus compañeros coreanos (borrándoles los ejercicios, cambiando las respuestas o incluso borrando con típex los caracteres de la lección)... Tremedas!!!!! Y, por último, Natalia, otra compañera polaca, a la que cambiaron de grupo y ya no se encuentra entre nosotros... Y aún faltan otro sueco, otro ruso, otro coreano (víctima constante de las coreanas y al que conocemos por el nombre de Smigol), dos coreanas más y una vietnamita.

En mi cuento, ir a clase resulta de lo más divertido y, a diferencia del resto de clases, estamos muy unidos y compenetrados.

P.D.: Tengo la sensación de que cada vez que escribo en este blog, veo un mundo de color de rosa, donde reinan la armonía y la felicidad... Tendré que ir introduciendo a algún villano en este cuento tan feliz...

viernes, 23 de noviembre de 2007

¿Es una estrella de cine o un modelo?

Esta fue la pregunta más popular ayer entre las vendedoras de un mercado, cuando la cámara de un programa de IB3 grababa una entrevista conmigo. El despliegue de medios tampoco es que fuera demasiado abrumador: una cámara con trípode, una cámara (la persona), un chico que era el relaciones públicas, y una chica que me hacía las preguntas, el presentador se había quedado en el hotel porque se había puesto enfermo, todos eran mallorquines, por supuesto. Preguntas típicas como "¿qué haces aquí?", "¿por qué China?", "¿cómo es tu día a día?", etc. componen el cuerpo de la entrevista, y luego unas extrañas tomas de mí caminando por el mercado mirando los puestos, comprando castañas... Por no hablar de una toma, que ellos mismos dijeron que no emitirían, en la que salgo intentando hacer toques con el pie a una especie de indiana (pelota de badminton), un juego que se está poniendo de moda por aquí. En una palabra, desastroso.

Como el barrio donde habíamos quedado está en una zona comercial cara, aproveché para mirar tiendas. Bueno, a las de ropa ni me acerqué; las librerías y jugueterías captaron toda mi atención, y ya he encontrado mi FNAC particular, un fabuloso bosque donde la brisa de la imaginación mece las ramas de estanterías cargadas de hojas escritas. Un lugar donde merece la pena perderse un rato. Finalmente, salí con tres libros en la mano: uno de frases hechas chinas, otro de slang chino y uno de redacciones de estudiantes de primaria. Total: siete euros.


Hoy también estoy muy contento porque el Príncipe ha recibido un paquete de su Reino. Sus padres le han enviado jamón, lomo embuchado, queso menorquín, desodorantes, pastas de dientes, polvorones hechos polvo (válgame la redundancia), una tableta Suchard e incluso Quelitas, aunque ahora parecen más pan rallado... A pesar de estar a miles de quilómetros ya me llegan los aromas de la Navidad.


Y colorín colorado, a comer polvorones y lomo embuchado.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

La clase de la Bella Durmiente

Estoy seguro de que si la vida universitaria de la Bella Durmiente no se hubiera visto truncada por un largo sueño, hubiera asistido encantada a nuestras clases de chino.

Pese a las apariencias, nuestras clases son muy divertidas e interesantes (casi siempre), y no resulta duro madrugar si te encuentras con unas profesoras tan entregadas y unos compañeros tan simpáticos. Dejadme que os explique mejor esta extraña estampa:


Parece ser que en toda Asia, sobre todo en Corea, es costumbre echarse una mini-siesta en los descansos, unos diez minutos que los europeos solemos aprovechar para charlar, beber un café, desayunar, fumar, etc. Así pues, para mis compañeros coreanos, el timbre de la facultad es como la aguja de una vieja rueca que "pincha" sus oídos y adormece sus sentidos. Sin embargo, no queda ahí la cosa, pues a veces durante la clase también se duermen sin ningún tipo de vergüenza. Mientras los europeos utilizamos un libro para esconder nuestros ojos cerrados, ellos prefieren utilizar los pupitres como almohadas y sus capuchas o gorros como mantas. Y de este modo, como cubiertos por una capa de invisibilidad, las profesoras no les dicen nada en absoluto. ¿Os imagináis la misma situación en España?

Como he dicho antes, no sólo los coreanos, sino también los chinos (y supongo que muchos otros asiáticos) disfrutan del somnífero abrazo de Morfeo en los lugares más insospechados adoptando posturas poco convencionales. Pero esa es otra historia.

¡Y si no puedes con ellos...buenas noches!

martes, 20 de noviembre de 2007

Te concederé tu deseo

Aparte de los compañeros de viaje del protagonista del cuento, muchas veces encontramos a un personaje más sabio o más "mágico" que el resto. Se puede presentar en forma de hada, mago, genio o un mono loco que da bastonazos (El Rey León), y ayudan a una desdichada doncella o a un pobre vagabundo a alcanzar un sueño.

¿Os imagináis qué hubiera pasado si la Cenicienta no hubiera creído a su Hada Madrina y no hubiera ido al baile? ¿Y si Aladín hubiera arrojado su lámpara mágica sobre cualquier duna del desierto? ¿Y si Arturo no hubiera oído las palabras del mago Merlín y no hubiera liberado a Excalibur de su prisión de piedra? En efecto, los cuentos serían mucho más tristes.

No os equivoquéis. Ya sé que el mundo no es Disneyland, y que no se me va a aparecer mi Hada Madrina y me va a transformar en un Príncipe alto y guapo, capaz de conquistar a cualquier fémina que se cruce en mi camino. No soy tan ingenuo. Sólo digo que para recibir esa ayuda "mágica" que a veces necesitamos, hay que esforzarse, insistir, no perder la esperanza nunca, en definitva, CREER.

Por ello, os aconsejo que escuchéis a los más sabios, aceptéis todas las invitaciones a los bailes, frotéis cualquier objeto viejo que encontréis o solicitéis una beca muy difícil de conseguir. Al final un hada te concede el deseo.

lunes, 19 de noviembre de 2007

En un lugar de China, de cuyo nombre no me quiero acordar...

El mismo sábado, antes de la fiesta de cumpleaños, pasé el día en Tianjin, una ciudad costera relativamente cercana a Beijing. La universidad organizaba esta excursión por el módico precio de 100 yuanes (10 euros), que resultó ser una estafa por la penosa organización del viaje y lo que realmente debería haber costado: el autobús, ocho empanadillas y la entrada a un solo sitio...no puede ser tan caro.

Tres horas de autobús de ida, tres horas de vuelta, una hora y media deambulando por las tiendas de productos típicos, veinte minutos comiendo de pie fuera del restaurante donde nos habían preparado las empanadillas, visita a una alta torre de televisión, donde no podíamos subir, y otras dos horas en un recinto de pequeños templos y "capillas" muy similares a las que se encuentran en Beijing. Moraleja: ni te acerques a Tianjin.

Menos mal que en todo viaje hay buenos compañeros. Gracias a ellos y a ellas, me reí muchísimo compartiendo nuestra indignación. Estas dos bellezas rubias de la foto son mis compañeras de clase Kasia (polaca) y Sofia (sueca), normalmente me suelo sentar entre ellas...

En cuanto a los manjares de Tianjin, sólo deciros que compré una caja llena de eso que veis en la f
oto y no hay manera de deshacerse de ello...
A veces este cuentacuentos escoge aventuras muy aburridas para su Príncipe.

domingo, 18 de noviembre de 2007

La unión hace la fuerza

En todo cuento que se precie, el protagonista no está solo, sino que le acompañan una serie de personajes que le ayudan a progresar y avanzar en su misión. Igualmente, este protagonista se convierte en un actor secundario del resto de cuentos de los demás personajes; así, numerosas historias se van entrelazando siguiendo la voz, no de un caprichoso narrador, sino la de sus propios corazones... Le he estado dando muchas vueltas. En el cuento de mi vida, todos habéis desempeñado un papel importantísimo para crear a este Príncipe, y es a mi familia y amigos, a vosotros, a los que debo la voz que hoy poseo y que narra mi cuento.

Ahora, en China, en esta nueva aventura del Príncipe, me encuentro con más personajes.

Ayer fue el cumpleaños de Dani, uno de los mejores conocedores de la realidad china y de todo el mundo en general, un valeroso y valioso caballero en esta misión del Gran Dragón. Alquilamos un estudio (22 euros), con baño, cocina, gran salón y una habitación, para organizarle una fiesta sorpresa por la noche. Resulta conmovedor cómo personas, que apenas se conocen de unos meses, son capaces de movilizarse y crear una atmósfera idílica, de cuento de hadas, para hacer sentir a este personaje el protagonista de un cuento.

Jaime, al que podríamos definir como el papá del grupo, el que se preocupa de que todos estemos bien y contentos, lideró los preparativos para que la fiesta fuera un éxito. Como cocinero, también consiguió dejarnos bien satisfechos.

Cada conversación que tengo con cada uno de mis compañeros, me descubre cosas nuevas sobre ellos, a veces realmente sorprendentes, pues en un solo cuerpo pueden reunirse actitudes que, hasta ahora, creía opuestas. Merece la pena hacer un alto en el camino hacia nuestro destino para conocer y respetar lo que es diferente en cada uno de nosotros, y para afianzar lo que nos une.

Al estar rodeado de gente así, parece inevitable pensar que algo de magia debe haber en el mundo para reunir a personas tan distintas en un Gran Cuento. Y, para este cuento chino en concreto, hará falta que la unión haga la fuerza...

Dani, sentado, recibe su trozo de tarta aparte (porque no le gusta el coco que lleva la gran tarta) de manos de Jaime. Luis y Alfonso contemplan la escena.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Príncipe vs. Príncipe

Ayer jueves la mayoría de los guerreros ICO acudimos a la Embajada española a una recepción con motivo de la visita de los Príncipes de Asturias a China. Como no me he traído mis mejores galas a Beijing, tuve que ir a comprar ropa otra vez. Judit fue la encargada de asesorarme y guiarme en esta ocasión, y gracias a ella encontré una tienda cerquísima de la universidad (que he rebautizado con el nombre de "Mi Springfield"), en la que no tuve que regatear y me pude probar el conjunto entero, además de hacerme una tarjeta VIP para futuros descuentos. Una camisa, pantalón y zapatos, 53 euros. Juzguen ustedes mismos. Igualmente, yo ayudé a Judit a escoger la falda que llevó. ¡Las compras y mujeres se repiten una y otra vez en mi vida!

En la foto, aparecemos Judit y yo en primer plano, y detrás Luis (justo detrás de mí) y Borja (el otro), en un bar al que fuimos después de la recepción.

En la Embajada, los Príncipes saludaron a todos los invitados y luego se pasearon por el salón hablando con ellos. El Príncipe se acercó a nosotros y nos estuvo preguntando sobre nuestros estudios, y nosotros sobre su nivel de chino y conocimiento del país. Luis bromeó con él sobre su parecido físico (sus amigos le dicen que se parece al Príncipe) y el Príncipe le dijo que "a ver si iba a ser un hermano perdido". La verdad es que fue muy amable y simpático. ¡Y es altísimo!

Mereció la pena ir y pasar frío desde el metro hasta la Embajada, no tanto por los Príncipes, sino por la comida...

martes, 13 de noviembre de 2007

Se paró el tiempo y comí tortilla

Hoy me he levantado más temprano de lo que me tocaba porque a las 8.30 cortaban el agua caliente, y quería ducharme antes de ir a clase. "¡Qué bien!", he pensado cuando he visto el reloj, "Aún quedan...¡siete horas para ir a clase!" Evidentemente, mi reloj se había parado de madrugada. Y mi duda era dónde encuentro yo una relojería, si no he visto ninguna desde que vivo aquí. Tras preguntar a algunos compañeros, llegué a la conclusión de que en un supermercado cercano había un puesto de arreglar relojes que, por supuesto, también debía cambiar pilas. En efecto, junto a las pelis piratas, y una colección de DVDs porno increíble, el "relojero" montaba guardia. Me preguntó que si quería una pila de 2 euros o de 5 euros. Compré la de 5 euros, y espero que me dure hasta que celebre el baile de Cenicienta, al menos.

Mi compañero Luis, que nada tiene que ver con el Lluís de las entradas anteriores, ha traído hoy a clase de oral un par de tortillas, porque nos ha explicado en chino los platos típicos españoles y cómo se hace una tortilla. Realmente ha triunfado y todos, incluida la profesora, nos hemos puesto las botas. España ha dejado el listón muy alto...

Por cierto, he modificado la configuración de los comentarios, y ya no hace falta que os registréis ni nada para dejar uno. Sólo tenéis que marcar anónimo, aunque agradecería que los firmárais.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Incomunicado

Ya sé que un blog es un lugar para escribir a menudo, y yo ya llevaba más de cinco días sin escribir; pero el caso es que, pasados los exámenes, aproveché para ir de compras, lo cual puede llegar a ser mortalmente cansado, y llegados al fin de semana, internet desapareció del campus...hasta hoy lunes por la noche... Lo siento mucho.

Para ir de compras, debes llevar las armaduras más resistentes y preparar la mente para luchar contra una feroz horda de dependientas que, al grito de "mila, mila", "luka, luka" (look and look), intentará derribar las murallas de tu indecisión y venderte la ropa a precios "de turista". El jueves fui con mis amigos Judit y Dani, conocedores del campo de batalla, a un par de grandes almacenes de ropa, lo que nos llevó desde las 12 de la mañana hasta las 18.30 más o menos, una batalla demasiado larga... Sólo quería comprarme un abrigo y una bufanda, pero igualmente los soldados salían de sus puestos para intentar capturarme y venderme camisas, vestidos (da igual que fuera un chico), vaqueros, etc. Tras todo el día batallando, mis amigos también querían abrigos, llegó mi prueba de fuego. Intentaban venderme un abrigo por ochocientos yuanes (ochenta euros), que obviamente no valía, precio de amigo por hablar chino. Pero tras un largo y contínuo intercambio de calculadora, me lo dejó en 200 yuanes (20 euros), y aún podría rebajarse más, según mi profesora de chino. El truco fue enseñarle mi cartera y decirle "sólo tengo esto, o lo tomas o lo dejas". Claro que intentó que mis amigos también contribuyeran con su dinero a comprarme el abrigo, pero sus carteras también estaban vacías. Moraleja: Lleva poco dinero en la cartera, y el resto escóndelo en otras partes, pero nunca en los bolsillos, que también piensan que lo tienes ahí. Resultado del día: un abrigo calentito y una bufanda por 2 euros.

Y no contento con esta batalla por la ropa, el sábado decidí continuar la guerra en China en la batalla por una traductora electrónica. Esta vez me acompañaban Elena y Lluís: ella, una buena intérprete, él, un buen regateador. Todo se volvía a repetir, pero con ordenadores, cámaras y demás productos electrónicos de por medio... Esta vez los soldados sólo se atrevían a doblar los precios de sus productos, ya que la electrónica es igual de cara que en la mayoría de países. Así pues, las traductoras que inicialmente costaban 1600 yuanes, por ser amigos, acaban costando 950 o 1000 yuanes (95-100 euros). Nosotros queríamos un modelo en concreto, muy completo, pero no conseguimos bajarlo a 900, que era nuestra meta. Así pues, perdimos unas 6 horas de nuestras vidas luchando en más de una decena de puestos...y esta vez ellos ganaron, volvimos a casa con las manos vacías. Moraleja: la técnica de ser más para comprar más y que rebajen más, no fuciona. Sólo o acompañado, el precio sigue siendo el mismo.

En cuanto a los exámenes, ya tengo los resultados. Todo genial, sólo que tengo que mejorar los tonos y hacer ejercicios de pronunciación, como siempre... Este Gran Dragón necesita los tonos adecuados para poder entenderte, estoy por comunicarme con él a través de una pizarrita.

Y ayer domingo, de excursión al Lago Beihai con mis compañeros Lluís, Dani y el amigo chino de Lluís, un dibujante de cómics, que se duerme cuando ha quedado... El lugar es precioso y siempre hay algo interesante que ver: personas que cantan, dibujan, practican caligrafía en el suelo, bailan, hacen los más diversos deportes y realizan pintorescos espectáculos, etc. Como todo en este país, el parque es enorme y una de las actividades más practicadas es navegar junto con tus amigos, pareja o familia en un velomar (patinetes para los catalanes).

Tranquilos, en un futuro espero postear más a menudo y en cantidades más "comestibles", que esto no es un e-mail...

Por cierto, el jueves el Príncipe, el verdadero, visita China y vamos a una recepción en la Embajada.

Besos y abrazos a todos y todas.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

¿Príncipe o Villano?

Los que ya me conocéis ya sabéis lo que me gusta transformar hechos de la vida cotidiana en cuentos de hadas, y algunos de vosotros, muchos ni siquiera lo adivináis, os habéis convertido en alguna ocasión en divertidos animalillos de un bosque, apuestos caballeros o esquivas ninfas. De sobra es conocida mi afición a los cuentos (siempre diré que Walt Disney es el causante de algunos de mis problemas), fábulas e historias mitológicas, por lo que he preferido crear un blog entorno a este tema.

Pero, ¿quién me ha coronado Príncipe? ¡Y nada menos que del Imperio Chino! Todo tiene su historia, y para los que no la sepáis, esta es la de mi coronación...


Érase una vez una niña llamada Elena que decidió transformar a cada uno de sus amigos en un personaje Disney: La Bella Durmiente, el ratón Gus de la Cenicienta, la Bella, Esmeralda, la Dama y el Vagabundo, Pocahontas, Mulán, y el bichito más simpático y pequeñito de Bichos...¿Adivináis quién era yo? No, ni Peter Pan ni Pinocho, era el Príncipe de la Cenicienta. Pese a que al principio no me gustaba mi personaje, que es un estirado, no pinta nada en todo el cuento y no tiene ni nombre propio, pronto me di cuenta de que era todo un honor que alguien me viera como un Príncipe. Y, a medida que pasa el tiempo, estoy más cerca de celebrar un baile para encontrar a la desaparecida Cenicienta, aunque sin un reino que ofrecer, dudo que muchas aparecieran por la fiesta...


Más tarde, estos mismos personajes Disney me hicieron uno de los mejores regalos de cumpleaños que podía tener: una figura de un caballero con armadura, escudo y lanza a lomos de un caballo, en cuya base había una pequeña plaquita con la inscripción "Para que nunca dejes de ser nuestro Príncipe"...

A los 20 años, empecé a trabajar en una oficina de alquiler de coches en la zona de Playa d'en Bossa (Ibiza). Ninguno de los que allí trabajaban tenía relación alguna con los anteriores personajes Disney, pero al mes de estar allí, ya me conocían como el Principito...esta vez el diminutivo se debía a que realmente no tengo un porte de Príncipe (alto, guapo, corpulento, etc.) y a que siempre prefería conducir los coches más pequeños, como el Nissan Micra o el Daewoo Matiz.

A los 23 años, entré a trabajar en una empresa de fabricación de sanitarios (nada de publicidad sin cobrar), y esta vez algo de culpa tuve yo. Una serie de bromas malinterpretadas y un e-mail dirigido a la persona equivocada me volvieron a colocar entre la nobleza, aunque esta vez el apelativo poseía más connotaciones de burla que de cariño...

¿Y qué libro me regalaron el pasado Día del Libro? En efecto, mi amiga Marta me regaló El Principito. No recuerdo cómo, pero surgió una conversación sobre este libro que yo jamás había leído, y el 23 de abril cayó. Y si ahora queréis ver algo que os dará miedo, esperad a leer sobre las casualidades de la vida...

Xiuxiu, esta amiga china que nos acompañó a Sichuan (recordáis aquel pedazo de e-mail?), se fue hace un par de semanas de Beijing para volver a su pueblo natal. Nos hizo un regalo a todos sus compañeros de viaje, el mío, la versión china de El Principito, su libro favorito, junto con un libro de Tagore, el escritor favorito de Marta. ¿A qué da miedo?


Y así, a lo largo de mi vida, el Príncipe ha sido una de mis personalidades, pues a veces también dejo de ser Azul para convertirme en el villano del cuento. ¿Verdad que cuando me enfado realmente pierdo la corona y y se me hincha la vena de la frente?

En cuanto a lo de Príncipe Chino, bueno, el blog de Príncipe a secas ya estaba cogido, así que como ahora estoy en China, debo ser un Príncipe Chino, ¿no? Y a los que no os guste mi título, u os parezca demasiado ostentoso, siempre podéis buscar algún blog que se llame Republicano Chino o algo así...

martes, 6 de noviembre de 2007

Érase una vez...


Érase una vez un Reino, bañado por las cristalinas aguas del Mar Mediterráneo, que una mañana despertó con un nuevo habitante entre sus muros. Aquel niño creció fuerte y sano gracias al sudor de sus padres y calmó su llanto entre los brazos de las viejas sabias. El joven muchacho recibió la mejor educación que le podían ofrecer y absorbió todos los conocimientos a su alcance. Pronto empezó a distinguirse de los demás caballeros por su escasa pericia en el manejo de la espada, pues no había nacido guerrero. Sus armas no procedían de la forja...

Las palabras le fueron abriendo un mundo más allá de las aguas, pero en los corazones de los habitantes de aquel Reino también descubrió océanos de amistad, cielos de confianza y abismos en los que es mejor no adentrarse. No tardaría en descubrir que los libros no poseen todas las respuestas y que un problema siempre puede tener más de una solución. Las princesas más bellas y los espadachines más diestros le hicieron partícipe de sus grupos y se forjaron poderosas alianzas.

Sin embargo, aquel joven encontró en las olas un obstáculo para su camino. Con la ayuda de sus padres y la de la caprichosa Hada del Destino, consiguió montar a lomos de un caballo alado que lo llevaría a tierras más lejanas. Allí aprendería a dominar la fuerza de las palabras y la magia de la comunicación entre culturas. Muchas personas encontró en su camino, a veces maestros expertos en la lucha, otras veces alumnos inmaduros, pero siempre amigos y amigas leales ante la soberbia juventud.

Muchas de sus aventuras han sido olvidadas a propósito por el cuentacuentos, pues la historia que ahora nos ocupa, habla de un Gran Dragón que despierta y necesita la ayuda de intrépidos caballeros y bravas amazonas que hablen su lengua, para evitar que su fuego arrase las páginas de cuentos pasados y queme las manos de quienes aún poseen un tintero rebosante de vida...

Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado...