lunes, 28 de julio de 2008

Cuento del pirata piscinero

Hay cuentos en los que no hay mucho que contar, pero lo cierto es que esconden una gran felicidad. ¡Qué divertido es volver a ser niño e imaginar ser pirata en un mar de tempestad!

lunes, 21 de julio de 2008

Cuento de una heraldo venida del Sur

Una semana de principios de marzo, el joven Príncipe recibió la alegre noticia de una inminente visita: su compañera de armas Sandra acudiría a la capital del Reino del Gran Dragón para lidiar con la burocracia. Y recurrió a la hospitalidad del Príncipe para encontrar refugio tras unas semanas de incesantes viajes.

Sandra es una aguerrida viajera que ha recorrido incontables caminos en el mundo, y allá donde ha ido se ha ganado el corazón de sus anfitriones y ha forjado nuevas amistades de diferentes reinos. Ha contemplado la cuna del chocolate belga y probado el éxtasis de los placeres holandeses; ha convivido con sicarios italianos y conmovido sus corazones; se ha adentrado en las selvas tropicales y bañado en aguas cristalinas del sudeste asiático; incluso ha vivido de cerca las consecuencias del terremoto de Sichuan. No necesita compañía, pues ella sola se basta para hacer frente a los temibles dragones que acechan en la oscuridad. Ciertamente, es una valiente doncella que teme pocos lugares y que le ha mostrado al Príncipe que algunas aventuras son más dulces en soledad.

En Beijing, Sandra degustó de nuevo la exquisita ambrosía de su Reino y disfrutó de la compañía de compatriotas que, como ella, se instruyen en la lengua del Gran Dragón. Sin querer, se encontró con una familia, de hasta hace unos meses, completos desconocidos, con los que compartió los manjares más preciados y completos desayunos.

Aunque Sandra visitó parte de la capital en soledad debido a los compromisos del Príncipe, también tuvo un compañero de aventura llegado desde el País del Sol Naciente, Japón, un mallorquín llamado Juanjo. Su anfitrión Lluís también se sumó cuando pudo al tour que durante ese mes y el siguiente se repetiría un par de veces más.

Sandra, gracias otra vez por sumarte al complot cumpleañero, me hizo mucha ilusión; gracias por tu video digno del youtube y por la relajante mascota que me dejaste como obsequio. Aún quedan muchas páginas en nuestros cuentos y espero que algún día podamos escribir algunas de esas páginas juntos, pues envidio tus aventuras...

jueves, 17 de julio de 2008

Cuento en el Reino de la Luz

Había una vez un Reino a orillas del Mediterráneo donde el color blanco bañaba todos los rincones de la tierra, ni siquiera la noche era capaz de acabar con esa luz tan pura. Así, las casas típicas surgían de la oscuridad como antiguos castillos fantasmales y sus moradores, convertidos en espíritus brillantes, alumbraban su alrededor como luciérnagas radiantes en lo más profundo del bosque.
El Príncipe llevaba sumido en su melancolía varios días, unos días grises como los que había dejado en el Reino del Gran Dragón. Había perdido tanto...

Entonces, una noche los espíritus del Reino de la Luz persuadieron al Príncipe con dulces palabras y promesas de diversión para que traspasara las puertas de su mundo, y la noche se tornó blanca.
Bellas doncellas vestidas de blanco, cual novias en el altar, sedujeron al Príncipe con sus sensuales bailes y lo atrajaron hacia ellas con fuertes abrazos y caricias. No servía de nada resistirse a sus encantos; como Ulises oyendo a las sirenas, el Príncipe fue cayendo en sus redes tejidas de amor. Todo era perfecto.











El Príncipe se siente el ser más afortunado de todos los reinos, pues, ya sea allí o aquí, cuenta con unas luces que siempre espantarán las sombras de su tristeza. Gracias por brillar más que las estrellas.


martes, 8 de julio de 2008

Cuento estival


Lejos quedan ya los días cenicientos del Reino del Gran Dragón, pues aquí, en este maravilloso Reino a orillas del Mar Mediterráneo, las aguas limpias ahogan los recuerdos de aquella niebla asfixiante y el cielo azul deslumbra soleado unos ojos demasiado acostumbrados a la monótona penumbra.

Nada ha cambiado: la bahía acoge ociosos navíos, nuevos caminos conducen a una misma Roma de bacanales, el pueblo rebosa de actividad y los forasteros exprimen cada instante mágico en busca de un dulce elixir que detenga el amargo devenir del tiempo.

Nadie ha cambiado: los mismos personajes que despidieron al Príncipe le dan hoy una calurosa bienvenida llenos de júbilo. Unas páginas relucientes esperan la brillante tinta del verano, el alboroto de las risas, el retorno de los momentos ausentes.

Pero me tiembla la mano, no consigo sostener con firmeza la pluma. El peso de las páginas escritas retrasa mi labor. Sé que nuevas historias me aguardan y que las ya contadas siempre podrán ser releídas, pero quisiera no acabar este capítulo. Ojalá pudiera hacerme con ese elixir que embrujara eternamente el reloj e hiciera de él mi más fiel siervo.

Muchos de los caballeros y doncellas del Reino del Gran Dragón volverán a reunirse de nuevo en unos pocos meses. Entonces, comenzará una nueva aventura.

Sin embargo, un par de valientes guerreros y una fogosa amazona tardarán algo más en aparecer de nuevo en esos cuentos, unos personajes que difícilmente podré tocar y sentir, unas personas que me han vestido con coloridos ropajes y han sembrado magia a mi alrededor. Sí, me tiembla el pulso y querría mantener vuestra tinta fresca, repasando día a día los trazos de vuestra amistad. Gracias. Os echaré mucho de menos.

Citando a mi amigo Jaime, os diré que la foto no es de un grupo de amigos, sino de una familia.