No obstante, no bastará con preparar el cuerpo tan solo, sino también la mente, ya que es el talón de Aquiles de la armadura occidental, la parte más vulnerable de aquellos que no están acostumbrados a batallar en tierras tan lejanas. Distraerla con coloridos juegos o meditar envuelto en incienso puede sosegar un espíritu airado, pero no está de más recurrir a algo de ayuda mágica.
Y así, atraídos por la fuerza del destino, los Magos Pablo y Rodrigo, grandes amigos del caballero Lluís, llegan a la capital del norte tras un viaje místico por el techo del mundo y los abismos de la naturaleza humana. Y no, su magia no brota de las chisteras con conejos ni tampoco de calderos de brujo; su magia no puede percibirse con la vista o el oído, pero silenciosa e invisible recorre todos los rincones del cuerpo y se adentra en el alma. Sólo la sientes fluir sin más...
Una vez envenenados, los jóvenes serían presa fácil para el feroz Dragón, que no dudaría en celebrar un suntuoso festín, cuyos platos principales serían ellos mismos. Sin embargo, debería haber sabido que una apetitosa manzana roja resulta algo más sutil que un negro escorpión, ¿verdad, Blancanieves?
Sólo la Princesa Sonia volvería de nuevo a las tierras del Gran Dragón en ayuda de su amigo, un cuento que ya os relaté hace tiempo...