domingo, 30 de agosto de 2009

Cuento de las Estrellas Fugaces


El mes de agosto es uno de los meses más propicios para alzar la vista y mirar las estrellas. Las conocidas como Lágrimas de San Lorenzo, o Perseidas, es una lluvia de meteoros que se produce cada año entre finales de julio y agosto para deleite de los amantes del cielo, ¡una verdadera obra de arte de la naturaleza!

Sin embargo, este mes el Príncipe no ha tenido demasiado tiempo para entretenerse contemplando la noche, pues otro tipo de estrellas fugaces han atravesado su órbita: algunas regresarán a sus constelaciones y tardaran meses, incluso años, en aparecer de nuevo; otras podrían convertirse en estrellas guía que iluminen el camino que tiene por delante. Pero, sin duda, todas han brillado con fuerza y han espantado las sombras del hastío y la soledad.

Si tras esta lluvia de estrellas, el Príncipe tuviera que pedir un deseo, sólo pediría que...
Mejor no os lo cuento, ya que podría no cumplirse...

lunes, 17 de agosto de 2009

Cuento de las hijas de Oriente

En los últimos meses, el Príncipe conoció a muy buenos compañeros y, entre ellos, dos doncellas asiáticas de dulzura incomparable: Kana y Chouchou. Ambas compartían, además de dormitorio, una relación de hermanas, tan típica entre las mujeres de Oriente.

Llegó el amargo momento de la despedida y fue entonces cuando las dos muchachas descubrieron su verdadera naturaleza, pues como si de heroínas de cómic japonés se tratara, endulzaron con su inocente risa y su curiosa mirada su última noche en la capital del Imperio del Gran Dragón.

El caballero Manu y el Príncipe, hermanos de armas ya por siempre, se embarcaron en tan dolorosa aventura, la de la despedida. Sin embargo, las hijas de Oriente quisieron obsequiarles con un paseo por el lago de Houhai, aunque los caballeros fueron seducidos para hacer el trabajo duro en el bote...






Y, aunque un cuentacuentos exagere de vez en cuando la realidad, os puedo asegurar que aquellas dos doncellas encontraron la luz de la alegría flotando sobre las frías aguas del adiós.

Kana...


Chouchou...

martes, 4 de agosto de 2009

Cuento del Baile de Clausura

El adiestramiento llega a su fin. Pronto los guerreros se separarán y sus vidas tomarán rumbos muy dispares: algunos continuarán enfrentándose al Gran Dragón y afilando día tras día la hoja de tan difícil lengua, pero otros olvidarán que alguna vez pisaron su reino y buscarán nuevas y más excitantes aventuras. Tal vez el destino los vuelva a reunir para danzar una vez más al ritmo de 冰糖葫芦,卓玛 o 欢乐的跳吧.

El Príncipe compartió con cuatro bellas damas españolas los pasos más complicados, las vueltas más huracanadas y, por encima de todo, sudor y risas...

Compañeros y maestros acudieron al Gran Baile de Clausura para animar con sus gritos a unos avergonzados, pero felices, danzarines. A veces, el lenguaje corporal es mucho más efectivo que las palabras.
También se entregaron premios a los mejores delegados, mejores estudiantes y a aquellos que mejor supieron combatir la pereza y asistieron a clase una mañana tras otra. Que un hada aburrida hiciera desaparecer algunas de las faltas de asistencia del Príncipe es la única explicación lógica para que también él se encontrara entre los afortunados.



Liberados ya de la magia de la danza y sus vistosos atuendos, la clase de guerreros del nivel G acudió a un banquete sin cerdo ni alcohol, no para llorar su despedida, sino para celebrar que los últimos meses fueron excepcionales y que se han creado lazos que atan continentes.

Gracias a esa ventana mágica del tiempo y el espacio llamada Youtube, pueden los lectores de este cuento disfrutar de este baile de la provincia china del Xinjiang.

¡Gracias a la bella doncella Lídia, que consiguió con mucha paciencia que mi piernas y brazos se coordinaran al compás de la música!