En los últimos meses, el Príncipe conoció a muy buenos compañeros y, entre ellos, dos doncellas asiáticas de dulzura incomparable: Kana y Chouchou. Ambas compartían, además de dormitorio, una relación de hermanas, tan típica entre las mujeres de Oriente.
Llegó el amargo momento de la despedida y fue entonces cuando las dos muchachas descubrieron su verdadera naturaleza, pues como si de heroínas de cómic japonés se tratara, endulzaron con su inocente risa y su curiosa mirada su última noche en la capital del Imperio del Gran Dragón.
El caballero Manu y el Príncipe, hermanos de armas ya por siempre, se embarcaron en tan dolorosa aventura, la de la despedida. Sin embargo, las hijas de Oriente quisieron obsequiarles con un paseo por el lago de Houhai, aunque los caballeros fueron seducidos para hacer el trabajo duro en el bote...
Y, aunque un cuentacuentos exagere de vez en cuando la realidad, os puedo asegurar que aquellas dos doncellas encontraron la luz de la alegría flotando sobre las frías aguas del adiós.
Kana...
Chouchou...
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