lunes, 10 de diciembre de 2007

La primera nevada

Hoy la ciudad de Beijing, celosa de Blancanieves, ha cubierto su tez grisácea con un fino velo blanco para seducir a las almas más ingenuas y alegrarles el día, como a mí... Pero, como en el cuento, la malvada madrastra ha mostrado de nuevo su feo rostro después de que los más inocentes probaran su manzana helada. La nieve ha oscurecido bajos los pies de los ciudadanos, se ha hecho agua y, por último, se ha convertido en una trampa resbaladiza que, si no te sume en un profundo sueño, puede al menos hacerte algo de daño...

Como no tenía clase por la mañana, me he levantado tarde y no he llegado a tiempo para ver la nieve en todo su esplendor, ni guerra de bolas ni muñecos de nieve, otra vez será...; pero realmente me he sentido más feliz que otros días, se ha producido un cambio en la rutina y he visto una señal del acercamiento de la Navidad.

La tarde aún ha ido mejor, después de clase, Jaime me ha hecho un chocolate Paladín con su cafetera de bar. Eso me ha dado energías para el resto del día... Y a la hora de la cena, el mismo Jaime nos ha preparado una fantástica crema de champiñones acompañada con jamón serrano, butifarra mallorquina y lomo. Luego, el amigo de Elena, JingMing también ha preparado pollo con salsa agridulce.

"Y los banquetes, ahora más que nunca se sucedían en la torre de los guerreros..."

Este fin de semana he comprado una traductora electrónica, un nuevo arma para enfrentarme al Gran Dragón, pues la tecnología es una buena aliada en esta aventura.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola mi niño!! Qué frío tiene que hacer... Aquí en Madrid también bastante, pero no hasta el punto de nevar (espero, que con lo friolera que yo soy...)
Me estoy leyendo tu blog enterito (ya te haré los comentarios oportunos por e-mail, jejejeje..) Soy una dejada y no había encontrado tiempo para ponerme a leerlo, y no tengo perdón, lo sé. Pero eso no quita para que me acuerde de ti continuamente, y tenga muchísimas ganas de verte y de hablar contigo. Porque te quiero un montón, ya lo sabes. Y te prometo que a partir de ahora visitaré tu blog con frecuencia, y sabrás de mí.
Muchísimos besos,
María