domingo, 10 de febrero de 2008

Cuento de Año Nuevo chino (3ª parte)

Cual salmones ahumados por la experiencia del templo, pusimos rumbo al parque del Templo Ditan, Templo de la Tierra, en contraposición al Templo del Cielo.

Pero antes, nos detuvimos en un restaurante porque estábamos hambrientos. Realmente no sabíamos cómo pedir, ya que se trataba de un establecimiento especializado en un tipo concreto de cocina. Cada mesa poseía una vitrocerámica y el camarero te traía una olla y los ingredientes crudos, y el plato se iba haciendo frente a tus ojos. Un simple "queremos carne de ternera y verduras" bastó para que degustáramos este "cocido chino", y aún sobró comida.


En Ditan, lo menos interesante era el templo, ya que en este parque se celebraba una gran feria: una mezcla de carnaval, farolillos rojos, casetas de juegos, tómbolas, souvenirs, comida rápida china, muestras de artesanía, karaoke, etc. La muchedumbre se agolpaba frente a los puestos y era imposible acercarse sin que la embestida de una ola de gente te desviara unos metros de tu destino. Además, había que tener cuidado con las armas que llevaban los chinos (ramas florecidas de almendro y ciruelo de plástico, pinchitos de carne o de frutas caramelizadas, lanzas de madera, sombreros de bruja y demás objetos punzantes).
Judit y Dani compraron un diabolo (Dani es un verdadero experto en la materia), puzzles de 1000 piezas (1 euro el puzzle) y artesanías. Yo me compré un carpa (un pez) de tela, de esas típicas que se cuelgan y el viento mueve. Dani nos demostró qué podía hacer con su nuevo juguete, y en poco tiempo había reunido a decenas de chinos que lo observaban atentos, no por la novedad del juego, al que ya están aficionados, sino por la maestría con la que un occidental se desenvolvía.


Las malas traducciones al inglés nos perseguían. ¿Cuántas maneras distinas existen de escribir "prize" (premio)? ¿Peize? ¿Prixe? ¿Decisionis? ¿Lood for?

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