lunes, 11 de febrero de 2008

Cuento de Año Nuevo Chino (4ª y última parte)

No satisfechos con lo que habíamos visto del Año Nuevo chino, al día siguiente decidimos visitar otro parque en busca de más ferias. Esta vez se trataba del Parque de Chaoyang, uno de los más grandes de la ciudad. Armados con la guía de autobuses, montamos nuestros corceles. Dani, de vuelta en Beijing, también se unió al grupo.
Como toda la vegetación en Beijing ahora, el gris vestía césped, arbustos y árboles (los pocos que tenían hojas), y los lagos y riachuelos estaban helados. No obstante, descubrimos muchas áreas de picnic, que prometían grandes comilonas en primavera y otoño. Además, este parque acogerá durante las Olimpiadas 2008 las competiciones de volley-playa.

Desafortunadamente para nosotros, el autobús nos dejó en la puerta norte, y toda la ambientación estaba en la sur. Cruzar el parque nos llevó más de media hora, pues, como ya he dicho muchas veces, Beijing está hecho a lo grande y es fácil sentirse un liliputiense.


Lo primero que vimos al llegar a la zona de la feria fue una mini-pista de esquí, donde podías lanzarte sobre tus esquís, trineos, flotadores e incluso conducir una moto de nieve. Todo más o menos mezclado, con los riesgos que esto conlleva. Después, la zona infantil reservaba grandes aventuras a aquellos valientes que se atrevieran a penetrar en los castillos hinchables o a los escaladores más atrevidos.

A diferencia de la feria del día anterior, en esta encontramos además muchas atracciones, en las que no nos montamos por cuestiones de dudosa seguridad y por unos precios algo elevados visto lo que se ofrecía (¿2,5 euros por subir a una montaña rusa de 15 segundos y sólo un looping? ¿Estamos locos o qué?). En las casetas de "prixe asegurado", vimos que uno de los juegos consistía en romper bombillas lanzándolas desde un agujero y haciéndolas caer sobre una plataforma de metal... Esta vez, si necesitabas ir al servicio, no había que buscar el toilot, sino a la mariquita.


El hambre nos obligó a comprar pinchitos para comer, pero hoy puedo decir que ¡sin consecuencias intestinales! Seguimos el recorrido por la feria, y comprobamos que cualquier sitio es bueno para vender aparatos limpiacristales y armas en potencia. Otras culturas también tenían su espacio reservado en la fiesta china: sobre el escenario actuaron un grupo africano, unas cantantes rusas y unos...occidentales...que sólo pegaban botes y gritaban, pese a que eran una de las principales actuaciones, o eso pensamos al ver una foto suya colgada en la entrada del parque.

Para rematar la tarde, comimos churros con chocolate (también estaba la opción de comértelos con suger). Ay, abuela, nada que ver con los tuyos, no sabían a nada... Por cierto, los churros se llamaban "fruta latina" en chino.








¿Os gusta la foto que he planeado colgar en alguna página de contactos para encontrar a mi amor verdadero? Con fondo de almendro en flor de plástico, corazoncitos colgados de las ramas, etc. ¿Quién necesita un zapatito de cristal teniendo internet?

Es broma, no tengo página de contactos, que seguramente alguien lo dudará.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues... Por qué no?? la verdad que sales muy bien (como siempre). Las tendrías a tus pies, acosándote en la puerta de casa, con pancartas (RAÚL QUEREMOS UN HIJO TUYOOOOO!!!) todo esto claro está, en chino!, jejeje. Un besazo enorme

Anónimo dijo...

Creo que tendrías más reclamo si colgaras la foto en la que te estás comiendo el churro, jeje. Ya sabes que cada vez hay menos romanticismo en el mundo.
Besos,