jueves, 28 de agosto de 2008

Érase una vez...hace un año

Hoy hace exactamente un año que llegué a Beijing, acompañado de un perfecto desconocido (a excepción de lo que había leído en su blog) y habiendo dejado atrás a mi familia y amigos, de los cuales María fue la última en darme un beso de despedida en Barajas.
En estos 365 días he cambiado muchísimo y he aprendido un tanto más.
Hoy voy a hacer un breve balance de lo vivido en este último año:
  • He conocido a buenos amigos, o más bien, a una familia.
  • He aprendido que las apariencias engañan y que los prejuicios y etiquetas son efímeros si estás dispuesto a cambiar tus ideas.
  • He descubierto lo cerca que puedes sentirte de alguien en un abrazo.
  • He visto que los cielos grises también dejan paso a cielos azules salpicados por cometas.
  • He abierto y me han abierto las puertas del corazón.
  • He comprobado en más de una ocasión que por la boca muere el pez.
  • Me he deshecho del miedo y vergüenza de expresar lo que siento, ya fuera con palabras, miradas, regalos o un simple cuento.
  • He degustado las exquisiteces del mejor cocinero.
  • He experimentado por primera vez un par de cosas.
  • Y también he aprendido algo de chino...

Hoy puedo afirmar con absoluta sinceridad que soy más feliz que hace una año, aunque hoy sea la melancolía la que inspire estas líneas.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Cuento de sombras ibicencas

No, no es un arte que aprendiera en el Reino del Gran Dragón, pero el Príncipe, inspirado en las famosas "sombras chinas", invocó sobre las aguas a los seres más oscuros: hombres forzudos acompañados de bellas egipcias, centauros, héroes de cómic, caballos que semejan dromedarios, patinadoras sobre hielo y la más hermosa sirena que surcó los mares de su piscina.



¿Y esta foto qué representa? Responde la encuesta.

jueves, 21 de agosto de 2008

Crespón negro


Ayer, 20 de agosto de 2008, las páginas de muchos cuentos, algunos con sólo un par de líneas escritas, ardieron entre las llamas de la tragedia: un accidente de avión en Madrid, en el que perdían la vida 153 personas y otras 19 resultaban heridas.

Y de nuevo, un mundo de dioses crueles, de Parcas injustas y de destinos vestidos de negro, dolor sin esperanzas... Olvidamos que no hay más manos que escriban nuestras historias que las nuestras, que no hay más tinta que el riesgo que asumimos por vivir y que no hay más argumento que el que inspiran nuestros sueños. No hace falta buscar brujas y ogros en un mundo imperfecto.

De todas formas, estas historias no han sido destruidas por el fuego, porque el recuerdo es un papel ignífugo. De esta manera, las cifras se vuelven nombres y apellidos, y éstos se transforman en padres e hijos, nietos y sobrinos, novios y esposas... más de un centenar de narradores que nos hablan a través de aquellos a los que contaron su historia, mensajes que los medios de comunicación hacen llegar a todo un país. Y sí, en ocasiones llegamos al sensacionalismo más asfixiante, pero en otras leemos novelas de amor o valientes proezas de generosos caballeros, y al conmovernos, algo perdura en nosotros, algo aprendemos...

FUERZA para los familiares y amigos de las víctimas.

ESPERANZA para los supervivientes.

Una LECCIÓN para los que dotan de alas al hombre.

GRACIAS a aquéllos que salvan vidas, que animan al desconsolado y a todos aquéllos que se enfrentan con coraje a las catástrofes.

sábado, 16 de agosto de 2008

Cuento del Acróbata

No, el Príncipe aún no ha regresado al Reino del Gran Dragón, pero en su camino se cruzan casualmente las artes y juegos de los hijos del Gran Dragón.


Comienzan las fiestas de Sant Bartomeu y, con ellas, un misterioso baile de máscaras, sapos transformados en príncipes cantantes, la conjunción física de los cuatro elementos, acrobacias entre telas y sensuales tangos. El juglar Juanma es el personaje más saltarín y dicharachero durante los festejos, además del representante del Reino en la final balear de un concurso de canto.


Y no sólo los niños disfrutan de tal espectáculo...

jueves, 14 de agosto de 2008

Cuento de El sueño de una noche de verano

Hace un par de días, no sé por qué, salió en una conversación el libro de Shakespeare El sueño de una noche de verano. Es una obra a la que le tengo un cariño especial porque a los 14 años participé en su adaptación ibicenca Somni d'una nit de Sant Joan en una representación teatral escolar. Yo interpretaba al personaje de Demetrio (Toni, en la adaptación de Villangómez), que, enamorado de Hermia (Anna), la sigue a ella y a su enamorado Lisandro (Miquel) por un bosque encantado, mientras que él mismo es acosado por Helena (Eulàlia). Desde entonces, he leído la traducción española de la obra de teatro, he acudido a ver una representación profesional en un teatro de Barcelona y, por supuesto, también he visto la película más moderna.



Enredos y persecuciones amorosas, momentos cómicos y MAGIA. ¡Divertidísima!

Afortunadamente, aún quedan algunas noches de verano para seguir soñando con el Rey Oberón y la Reina Titania, Reyes de las Hadas. Y cuidado al dormirse, no vaya a ser que el travieso Puck vierta su poción sobre vuestros párpados cerrados y quedéis enamorados del primer ser viviente que veáis. Al menos, aseguraos de que al despertar tengáis cerca a vuestro amor verdadero.

El Príncipe se mantiene en un mágico sueño que ya dura un mes y medio de noches de verano...

domingo, 10 de agosto de 2008

Cuento sobre los Reinos del Mediterráneo: Formentera (III)

Junto al mágico Reino de Ibiza, morada del Príncipe, surge de las cristalinas aguas una pequeña isla en forma de zapato de tacón, que junto a su hermana mayor ibicenca forman Ses Pitiüses, la tierra de pinos.


El Príncipe ya había visitado Menorca y Mallorca, unas islas muy distintas a aquélla que él habitaba. Tras un par de días de descanso en su hogar, el Reino vecino de Formentera también reclamaba su atención. Esta vez, no habría anfitriones, sólo la compañía de cuatro jóvenes doncellas, siempre dispuestas a emprender una aventura junto a él.


Un veloz navío aguardaba a los intrépidos viajeros y, afortunadamente, Poseidón calmó sus olas para ofrecerles una travesía tranquila, nada de odiseas... Ya en puerto, el carruaje que debía llevarlos a las blancas arenas de Formentera retrasó su partida, pero el grupo estaba tan feliz que no les importaba demasiado.

Las siempre claras aguas de Formentera sirvieron de telón de fondo para los "posados" de la gente más cool de la isla. La diversión estaba asegurada, servida con sandía de postre y empacho italiano.

sábado, 9 de agosto de 2008

Cuento sobre los Reinos del Mediterráneo: Mallorca (II)

La isla de aguas turquesas y de hechizos verdes quedó atrás un par de noches después. El Príncipe puso rumbo a la capital de los Reinos del Mediterráneo: Mallorca, la mayor de las Islas Baleares.

Asolada en los últimos tiempos por la vileza de sus habitantes, Mallorca soporta el peso de los extremos: montañas y llanuras, arena y roca, amplias playas solitarias o pequeñas calas atestadas, la maldad de los que no tienen escrúpulos y la bondad de los que sueñan con Utopía. Tal vez sea el sitio perfecto para recobrar el equilibrio perdido.
El joven Lluís, gran amigo del Príncipe en el Reino del Gran Dragón, actuó de anfitrión en estas turbias tierras. Juntos visitaron playas desiertas con "acogedoras" cabañas para protegerse del sol, escalaron hasta la cima de altos acantilados en busca de la luz de los navegantes, degustaron las delicias del Orient Express, contemplaron el brillo de una imponente catedral mientras contaban historias que ponían los pelos de punta...


Algunos pueblos encantados protegidos por gigantes centinelas fueron paradas obligatorias durante el viaje: desayuno informativo en Valldemossa, baño rocoso en Deià, helado utópico en Sóller, futuro en el Parque de Ciencias Ambientales y cena marina en Andratx. Tiempo para filosofar, creer, acariciar o, simplemente, para hablar por hablar.

La familia de Lluís agasajó al Príncipe con "frit mallorquí" y una deliciosa ensaimada de crema. Muchas gracias por su hospitalidad.

Puede que la telepatía se rinda a los pies de la distancia, pero siempre estarás allá donde vea Cometas en el cielo.

jueves, 7 de agosto de 2008

Cuento sobre los Reinos del Mediterráneo: Menorca (I)

El Príncipe se había propuesto hacer un par de visitas a los Reinos vecinos para estrechar lazos entre islas, rememorar viejas amistades y avivar la llama de las más recientes.






Su viaje insular comienza por la llana isla de Menorca, una isla protegida por poderosos hechizos verdes que conservan intacta su maravillosa naturaleza. Rodeada de brillantes aguas turquesas, las sirenas contemplan su blanca arena desde las rocas soñando algún día pisar sus playas. La leyenda cuenta que una de ellas se transformó en piedra y aún puede verse en el puerto de Mahón. Los pueblos del interior parecen "haberse detenido en el tiempo", como dicen tantos documentales e incluso, en estas fechas de principios de agosto, las hordas de turistas no asolan sus tierras. La paz y la tranquilidad son el escudo de armas de este reino a orillas del Mediterráneo.

La anfitriones del Príncipe no son otros que los nobles Marc y Laura, ésta última gran amiga del Príncipe desde la universidad y compañera de "castillo" durante dos años. Ambos le muestran al Príncipe los tesoros que esconde su Reino: nadan en aguas cristalinas, visitan barrancos donde habitan centauros y sátiros, se adentran en las profundas cuevas de antiguos piratas, admiran a los hábiles caballeros montando briosos corceles durante los festejos de los pueblos y degustan los platos de la madre y la hermana de Laura, Lena y Paqui. Integran al Príncipe en sus juegos familiares de cartas junto al padre de Laura, Toni, y su cuñado herido durante la batalla, Javier.

Gracias por dos días inolvidables... y mágicos.