jueves, 21 de agosto de 2008

Crespón negro


Ayer, 20 de agosto de 2008, las páginas de muchos cuentos, algunos con sólo un par de líneas escritas, ardieron entre las llamas de la tragedia: un accidente de avión en Madrid, en el que perdían la vida 153 personas y otras 19 resultaban heridas.

Y de nuevo, un mundo de dioses crueles, de Parcas injustas y de destinos vestidos de negro, dolor sin esperanzas... Olvidamos que no hay más manos que escriban nuestras historias que las nuestras, que no hay más tinta que el riesgo que asumimos por vivir y que no hay más argumento que el que inspiran nuestros sueños. No hace falta buscar brujas y ogros en un mundo imperfecto.

De todas formas, estas historias no han sido destruidas por el fuego, porque el recuerdo es un papel ignífugo. De esta manera, las cifras se vuelven nombres y apellidos, y éstos se transforman en padres e hijos, nietos y sobrinos, novios y esposas... más de un centenar de narradores que nos hablan a través de aquellos a los que contaron su historia, mensajes que los medios de comunicación hacen llegar a todo un país. Y sí, en ocasiones llegamos al sensacionalismo más asfixiante, pero en otras leemos novelas de amor o valientes proezas de generosos caballeros, y al conmovernos, algo perdura en nosotros, algo aprendemos...

FUERZA para los familiares y amigos de las víctimas.

ESPERANZA para los supervivientes.

Una LECCIÓN para los que dotan de alas al hombre.

GRACIAS a aquéllos que salvan vidas, que animan al desconsolado y a todos aquéllos que se enfrentan con coraje a las catástrofes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

VIVIRAS PARA SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES.... QUE DESCANSES EN PAZ.