lunes, 12 de noviembre de 2007

Incomunicado

Ya sé que un blog es un lugar para escribir a menudo, y yo ya llevaba más de cinco días sin escribir; pero el caso es que, pasados los exámenes, aproveché para ir de compras, lo cual puede llegar a ser mortalmente cansado, y llegados al fin de semana, internet desapareció del campus...hasta hoy lunes por la noche... Lo siento mucho.

Para ir de compras, debes llevar las armaduras más resistentes y preparar la mente para luchar contra una feroz horda de dependientas que, al grito de "mila, mila", "luka, luka" (look and look), intentará derribar las murallas de tu indecisión y venderte la ropa a precios "de turista". El jueves fui con mis amigos Judit y Dani, conocedores del campo de batalla, a un par de grandes almacenes de ropa, lo que nos llevó desde las 12 de la mañana hasta las 18.30 más o menos, una batalla demasiado larga... Sólo quería comprarme un abrigo y una bufanda, pero igualmente los soldados salían de sus puestos para intentar capturarme y venderme camisas, vestidos (da igual que fuera un chico), vaqueros, etc. Tras todo el día batallando, mis amigos también querían abrigos, llegó mi prueba de fuego. Intentaban venderme un abrigo por ochocientos yuanes (ochenta euros), que obviamente no valía, precio de amigo por hablar chino. Pero tras un largo y contínuo intercambio de calculadora, me lo dejó en 200 yuanes (20 euros), y aún podría rebajarse más, según mi profesora de chino. El truco fue enseñarle mi cartera y decirle "sólo tengo esto, o lo tomas o lo dejas". Claro que intentó que mis amigos también contribuyeran con su dinero a comprarme el abrigo, pero sus carteras también estaban vacías. Moraleja: Lleva poco dinero en la cartera, y el resto escóndelo en otras partes, pero nunca en los bolsillos, que también piensan que lo tienes ahí. Resultado del día: un abrigo calentito y una bufanda por 2 euros.

Y no contento con esta batalla por la ropa, el sábado decidí continuar la guerra en China en la batalla por una traductora electrónica. Esta vez me acompañaban Elena y Lluís: ella, una buena intérprete, él, un buen regateador. Todo se volvía a repetir, pero con ordenadores, cámaras y demás productos electrónicos de por medio... Esta vez los soldados sólo se atrevían a doblar los precios de sus productos, ya que la electrónica es igual de cara que en la mayoría de países. Así pues, las traductoras que inicialmente costaban 1600 yuanes, por ser amigos, acaban costando 950 o 1000 yuanes (95-100 euros). Nosotros queríamos un modelo en concreto, muy completo, pero no conseguimos bajarlo a 900, que era nuestra meta. Así pues, perdimos unas 6 horas de nuestras vidas luchando en más de una decena de puestos...y esta vez ellos ganaron, volvimos a casa con las manos vacías. Moraleja: la técnica de ser más para comprar más y que rebajen más, no fuciona. Sólo o acompañado, el precio sigue siendo el mismo.

En cuanto a los exámenes, ya tengo los resultados. Todo genial, sólo que tengo que mejorar los tonos y hacer ejercicios de pronunciación, como siempre... Este Gran Dragón necesita los tonos adecuados para poder entenderte, estoy por comunicarme con él a través de una pizarrita.

Y ayer domingo, de excursión al Lago Beihai con mis compañeros Lluís, Dani y el amigo chino de Lluís, un dibujante de cómics, que se duerme cuando ha quedado... El lugar es precioso y siempre hay algo interesante que ver: personas que cantan, dibujan, practican caligrafía en el suelo, bailan, hacen los más diversos deportes y realizan pintorescos espectáculos, etc. Como todo en este país, el parque es enorme y una de las actividades más practicadas es navegar junto con tus amigos, pareja o familia en un velomar (patinetes para los catalanes).

Tranquilos, en un futuro espero postear más a menudo y en cantidades más "comestibles", que esto no es un e-mail...

Por cierto, el jueves el Príncipe, el verdadero, visita China y vamos a una recepción en la Embajada.

Besos y abrazos a todos y todas.

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